INDUMENTARIA TRADICIONAL DEL VALLE DE VIDRIALES
En los pueblos del Valle de Vidriales se utilizaron abundantemente los azabaches, agremanes y otros adornos de calidad en la decoración de las prendas propiedad de las familias más acomodadas. Se conservan, también, soberbios mantones del ramo antiguos.
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Rodao de fieltro fino en tono verde oscuro, ricamente aderezado con terciopelos y agremanes. Sobre el rodao, mandil negro de seda muy largo, adornado en su borde inferior con un ribete verde que enmarca unas refinadas aplicaciones de tela, pasamanería, hilo dorado, huevecillo, pedrería y lentejuelas. Camisa de seda negra con puntillas blancas en cuello y puños, que queda casi completamente tapada por el soberbio mantón del ramo que luce la moza. Se trata de una prenda excepcional, de más de dos siglos de antigüedad, cuyos bordados reproducen motivos vegetales y figuras orientales. En el recuadro situado en la zona inferior izquierda de la lámina puede admirarse un detalle de la parte trasera del mantón, que recrea una exótica escena protagonizada por una pareja de chinos que se disponen a tomar el té. Como complemento a las prendas señaladas, la moza viste zapatos negros de tacón, medias blancas de hilo y un pañuelo estampado recogiendo el peinado. Junto a este último se aprecia uno de los pendientes de candao que conforman el único aderezo de joyería que incluye el atuendo. La calidad de todas las prendas que componen el traje deja bien a las claras que se trata de un conjunto de mucha categoría, al alcance de pocas familias de la comarca hasta hace relativamente pocos años, y sin duda destinado a ser exhibido únicamente en las ocasiones más señaladas. |
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Rodao de fieltro fino en tono rojo fuego, que contrasta vivamente con el largo mandil de seda, negro y muy adornado. Mandil y rodao aparecen profusamente decorados con cintas de terciopelo, azabaches, agremanes, pasamanerías, huevecillo, lentejuelas y pedrería. Camisa de seda negra, al igual que las medias, también de seda, y los zapatos. Las medias que viste la modelo de la fotografía no se ajustan a los usos tradicionales, ya que deberían ser de hilo o de lana, y su colorido debería acomodarse a los patrones observados por la población rural de la comarca desde tiempos ancestrales: blanco para las mozas solteras, rojo para las jóvenes casadas y morado para las viudas. Hay que destacar el bello mantón del ramo que luce la moza sobre los hombros, cuya antigüedad se remonta aproximadamente a principios del siglo XIX. En este caso, el bordado alterna los habituales motivos florales con una espectacular reproducción de un pavo real. El traje incorpora componentes de gran valor y calidad, cuya accesibilidad quedaba restringida antiguamente a las familias más pudientes de cada localidad. |